Todas las mañanas, Pedro y Sebastián deben caminar 4 km para llegar al colegio, por lo que llegan al mediodía y se marchan al anochecer. Cuando llegan a su casa, ya es noche cerrada. Antes del año 2011, pasaban las noches alrededor de una lámpara de keroseno frágil y humeante (la única fuente de iluminación del hogar).
Sin embargo, ese mismo año, un equipo de Energizer y One Million Lights llegó al colegio de Pedro y Sebastián y cambiaron sus vidas con la donación de luces que funcionan mediante energía solar de Energizer. De esta forma, los hermanos pueden estudiar por la tarde con mayor facilidad, la madre puede seguir con sus labores domésticas y el padre puede ocuparse de sus animales en la oscuridad. Aparte de todo esto, el dinero que la familia se ahorra en keroseno puede destinarlo a productos básicos como comida, medicamentos y materiales escolares.